Manuel Gómez Granados
¿El Estado existe en México para controlar, vigilar y supervisar a las
personas y a la sociedad civil? o, por el contrario, ¿el Estado es un
instrumento para ayudar a alcanzar la plenitud de las personas y de la sociedad
civil?
Si el Estado es, como diría Hegel, lo perfecto, lo universal, el lugar
de la justicia, y la sociedad civil es lo imperfecto, lo particular y el
conflicto por los egoísmos individuales, es lógico que el Estado quiera
mantener a raya a la sociedad civil y permitir lo menos posible su organización
y desarrollo.
Pero si la sociedad civil se concibe como anterior y más fundamental que
el Estado, como una consecuencia lógica de la naturaleza social del hombre para
ayudarse y complementarse, entonces el Estado tendría que estar al servicio de
esa realidad y favorecer su organización, crecimiento y plenitud.
En la concepción actual del Estado social y democrático, lo que se busca
con las políticas públicas es reconocer, promover y garantizar los derechos humanos,
ampliar la participación ciudadana y crear las condiciones para el desarrollo
integral de toda la persona, de cada persona y de todas las personas.
Paulatinamente vamos avanzando de una actitud de indiferencia o tolerancia de
los derechos humanos hacia una actitud de cooperación con las personas y la
sociedad civil para que se garanticen eficazmente los derechos.
En México, el apoyo político y jurídico hacia las organizaciones de la
sociedad civil (OSC) ha sido titubeante, equívoco y escaso. Pocos legisladores
y funcionarios comprenden su lógica. Prueba de ello es que somos uno de los
países de América Latina que menos incentivos fiscales ofrece a dichas
organizaciones. Ciertamente, muchas OSC pervierten sus fines o actúan con
ineficacia o infantilismo, pero, como dice el adagio: el abuso no quita el uso.
Por eso es de saludar la reforma en la Ley de Ingresos 2012 que han
impulsado los diputados Felipe de Jesús Cantú, Marcela Torres, Adriana
Hinojosa, Leticia Quezada y sus equipos de trabajo, ya que vinculan la Ley del
Impuesto Sobre la Renta con la Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil (2004). Hemos de reconocer
que las OSC impulsaron esta gran reforma a través del diálogo y fortalecimiento
de acuerdos; realizaron foros, encuentros y una verdadera vinculación entre
sociedad y gobierno.
Las actividades que contempla dicha reforma son de asistencia social,
cívicas, enfocadas a promover la participación ciudadana en asuntos de interés
público, apoyo para el desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas,
promoción de la equidad de género, aportación de servicios para la atención a
grupos sociales con discapacidad, promoción al deporte, apoyo en el
aprovechamiento de los recursos naturales, la protección al ambiente, la flora
y la fauna, la preservación y restauración del equilibrio ecológico, así como
la promoción del desarrollo sustentable a nivel regional y comunitario, de las
zonas urbanas y rurales, promoción y fomento educativo, cultural, artístico,
científico y tecnológico, fomento de acciones para mejorar la economía popular,
participación en acciones de protección civil, prestación de servicios de apoyo
a la creación y fortalecimiento de organizaciones, así como promoción y defensa
de los derechos de los consumidores.
Con esta reforma habrá posibilidades de que las organizaciones de la
sociedad civil, formalmente constituidas, sean reconocidas como donatarias
autorizadas sin la discrecionalidad que imperaba.
Vale la pena difundir esta importante reforma y aprovecharla para el
bien de todos.
*Analista
manuelggranados@gmail.com
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