Jesús Arturo Torres León.
Quiero presentar
a un buen amigo que conocí en un centro de creación artística en los límites de
la ciudad de México, se llama Joel. Acudió a este centro al que muchos
califican de bizarro porque su diseño, estructura y organización
no son los que cualquiera pudiera esperar. Joel, motivado por los trabajos poco
comunes que ahí se realizan, acudió a uno de los talleres. En este centro se
enseñan técnicas y talleres de alebrijes, corte y confección, fotografía,
danza, producción de hortalizas y hongo seta, entre otros.
Joel es una
persona creativa, tiene arraigado un estilo de vida, y aunque su atuendo sale
de los estilos generalmente aceptados por la sociedad, sabe vivir libre con su
imagen. Es una persona que no expresa fácilmente lo que piensa. Dijo que nunca
ha trabajado ni lo piensa hacer, que no ha ingresado a ningún empleo formal
donde piden estudios, un estilo formal de ropa, expresó que no le interesa ser
un esclavo. Además, dijo que se ajusta a lo que consigue cada día, y que no le
importan los horarios ni las normas sociales.
Este joven se
inscribió al taller de cartonería y alebrijes. Eligió diseñar un cráneo, lo
modeló en plastilina y creó sus óculos al estilo como él tiene sus ojos. En
este taller no le piden que cambie de ropa ni que modifique su estilo de pensar.
A Joel tampoco le interesa hacer diálogo y a nadie le da razón de su vida. Es
una persona poco común pero a la vez pertenece a un sector de la población muy específico. Joel es un vagabundo que le gusta tener una
actitud crítica, y sus ilusiones no son
comunes, es decir, rompe con los cánones convencionales, comenzando por
decir que no tiene una familia y ni la busca.
Los jóvenes que
acuden a centros donde su creatividad artística se impulsa sin importar que no obedezca
a parámetros establecidos, son jóvenes que pertenecen a una generación que
entiende otros conceptos de trabajo, de estudio, de familia, del sentido de la
vida. Para Joel, como para muchos otros jóvenes, el sentido de vida no tiene
definición, el sentido de supervivencia no se basa en la construcción de un
curriculum donde se avala la especialización y la pericia, su ritmo de vida
es intenso y vigoroso, sus aspiraciones se abren como la flor ante el sol, no
siguen lineamientos formales.
Con este caso y
esta realidad, ¿qué podemos proponer para que a estas nuevas generaciones la sociedad
les ofrezca un sentido de realización plena como personas e individuos?, ¿se
puede buscar o crear un modelo que les satisfaga?
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