Manuel Gómez
Granados.
Este año se
cumplen 30 años de que los maestros afiliados a la sección 22 del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación iniciaron su estrategia de
movilizaciones. Este año, como si fuera una suerte de perversa celebración, es
la primera ocasión en que las movilizaciones ocurren en la Ciudad de México.
¿Qué han logrado? Mucho si uno lo analiza desde la lógica de los privilegios
que los profesores han acumulado. Poco o nada si uno lo analiza desde la óptica
de los niños oaxaqueños.
Entre los
logros de la 22 se encuentra que gobernadores de Oaxaca, como Heladio Ramírez,
hayan entregado las plazas del personal de confianza del equivalente estatal de
la Secretaría de Educación Pública a la CNTE. Entregar esas plazas fue la forma
más perversa de incubar el proverbial huevo de la serpiente, pues implicó que
los gobernadores y secretarios de educación pública de Oaxaca deben hacer
aquello de “dormir con el enemigo”. El resultado no se hizo esperar, por sobre
lo que las leyes federales o estatales oaxaqueñas dicen, la autoridad de Oaxaca
privilegia su relación con la 22.
Los
gobernadores que sucedieron a don Heladio no sólo preservaron la situación.
Creyeron que ellos podrían domesticarlos. Creyeron que la mejor manera de
aplacar a un tigre hambriento era tirarle kilos y kilos de carne fresca.
Creyeron que podían usar a la 22 como carne de cañón en sus pugnas
interminables o, por ejemplo, para imponer candidatos. Y lo peor, el gobierno
federal ha aceptado, pasiva o activamente lo que ocurría en Oaxaca porque, de
muchas maneras, era un reflejo de lo que ocurría en el ámbito federal. Para
constatarlo, basta ver al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, el
famoso IEEPO, como el enlace entre el gobierno y la sección 22, con gente de la
CNTE en puestos claves, en vez de ser una Secretaría de Educación como en
cualquier otro estado.
La sección 22
no es un sindicato de académicos. Es —según el día— un grupo de presión, un
sindicato o un grupo de choque que se alquila al mejor postor. Un día aparecen
en un acto de algún ex gobernador, al día siguiente con algún otro, y así hasta
agotar la lista de los ex gobernadores, para volver a empezar. Vale la pena
hacer notar que en pocos estados los ex gobernadores son tan poderosos como en
Oaxaca. Que así sea, deja ver qué tan generoso es el erario oaxaqueño que les
permite sostener sus carreras con gordas alcancías para los años fuera del
poder, mientras tratan de subir ellos o sus hijos al trapecio electoral. Ese
modelo de confrontación entre gobernador y ex gobernadores es lo que explica,
por ejemplo, el conflicto de 2006.
Y es cierto, si
algo sobra en Oaxaca son razones para protestar. Pero tengamos algo en claro.
Las conquistas de la sección 22 en Oaxaca, han sido siempre en la lógica de la
preservación o la ampliación de sus privilegios. Eso explica las plazas de
confianza al sindicato o los días inexistentes en el calendario, pagados con
bonos, además de que no haya registro de que hayan sufrido descuento alguno en
30 años de paros.
Si la historia
nos enseña algo, las marchas que tienen secuestrada a la Ciudad de México
permitirán que la sección 22 logre su objetivo. Evitará temporal o
definitivamente las reformas que los afecten, pero ello demostrará qué tan
pírricas han sido sus victorias. Preservan sus privilegios a costa de quitarle
a millones de niños, mujeres y varones, el derecho a la educación. Por
supuesto, no todos los maestros son iguales.
Enlace: http://www.excelsior.com.mx/manuel-gomez-granados/2013/08/31/916357
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