Por: Fernando López Anaya
José
Ramón Aramendi Mendizabal, director de Cáritas de la Diócesis de San Sebastián,
en el País Vasco, y Koldo Muro, responsable de cooperación internacional del
mismo organismo, visitaron la Universidad Alianza Hispana de la ciudad de
Chignahuapan, Puebla. El motivo del encuentro fue compartir su experiencia de
colaboración internacional a través de los proyectos que apoyan en América
Latina y África.
José
Ramón Aramendi hizo hincapié en la responsabilidad social que Cáritas de San
Sebastián asume para con las comunidades más pobres, y en la necesidad de
acompañarlas desde la Caridad que nace cuando nos sabemos hijos de Dios. Expresó
que la acción de Cáritas encuentra sus motivaciones más profundas en el mismo
Amor de Dios. Finalmente, Aramendi no ocultó su sorpresa que le han causado las
mujeres indígenas de la Sierra Norte de Puebla, específicamente del municipio
de Chiconcuautla, mujeres emprendedoras, alegres, que no dejan de luchar por pasar de condiciones de vida menos humanas a
condiciones de vida más humanas, y del entusiasmo y entrega que ponen
cuando se trata de cultivar hongos comestibles para que coman ellas y sus
familias, y además tengan un pequeño excedente en la producción que les sirva
para incrementar el ingreso familiar.
En
el marco de esta visita, Koldo Muro sensibilizó a los estudiantes de la
necesidad de pensar en los que más necesitan ayuda, en quienes la pasan “peor
que uno”, y de la responsabilidad que representa el talento que cada uno tiene
para la construcción de un mundo mejor.
Koldo
habló a corazón abierto y nos compartió una singular experiencia que tuvo en el
cuerno de África, Etiopía. Él se reunió con una comunidad diocesana y con el
obispo, y acordaron atender una aldea que, a juicio del obispo, requería una
atención especial debido a las carencias de luz eléctrica y agua en la zona. El
equipo de Cáritas de San Sebastián y gran parte de la comunidad de la aldea se reunió
para analizar las necesidades y las posibles soluciones. Fue notoria la participación
de los varones de la comunidad y el silencio de las mujeres, pero no faltaron
propuestas de solución y el ejercicio por aclarar las auténticas urgencias que se
habían de atender. Al final de este debate de ideas, y después de que los
varones trazaran el rumbo que la aldea debía seguir, una mujer tomó la palabra
y dijo, “necesitamos que nos acerquen el agua que utilizamos en la aldea,
porque las mujeres tenemos que recorrer diariamente una distancia de 15
kilómetros por baldes de agua, y además en el trayecto los hombres nos violan”,
cuando terminó de hablar, imperó en el ambiente el silencio y la indignación.
Koldo
expresó a los estudiantes que después de escuchar las palabras valientes de la
mujer que denunció los abusos de los hombres de la aldea, inmediatamente se
identificó con las necesidades de esas mujeres, y pensó en sus hijas, en su
esposa, en su madre, y a través de Cáritas de San Sebastián facilitó lo que
estaba en sus manos para que al menos en esa comunidad y para esas mujeres, el
traslado del agua a su aldea no fuera motivo de riesgo de agresión sexual.
Experiencias
como esta han significado para Koldo lágrimas, dolores de cabeza y preocupación, incluso impotencia, pero siempre hay razones
para no abandonar estos proyectos y vuelve a la carga desde una clara y
decidida opción por los pobres. Para José Ramón y Koldo se aplican las palabras
del filósofo alemán Fichte cuando habla de la voz de la conciencia “Sólo hay
dos cosas permanentes e imperecederas en el yo: la voz de la conciencia y la
libre obediencia a esa voz”.
Tanto
José Ramón Aramendi como Koldo Muro se reunieron con Cenadin ac, Chesterton
Instituto Superior ac, Fundación Luis María Martínez IAP y otras organizaciones
de la sociedad civil para ver posibilidades concretas de cooperación. Agradecemos
la visita de estos amigos y el hecho de que compartan su experiencia generosa y
solidaria, pero sobre todo agradecemos el don de sus personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario