Más de 80 muertos, un millón
doscientos cincuenta mil damnificados y comunidades enteras sepultadas y
aisladas es el resultado de lo que comenzó como tormenta tropical y que ahora
se ha convertido en huracán. Las afectaciones están en distintas regiones del
país, 22 estados y 330 municipios, pero especialmente en el ya empobrecido estado de Guerrero.
Más allá de lo que debió ocurrir sobre medidas de prevención, en este momento es
necesario manifestar claramente la solidaridad para con los damnificados. ¡Obras
son amores y no buenas razones!
También
es necesario mencionar que lo peor está por venir, las enfermedades infecciosas
que suceden después de estos desastres tocan a la puerta. Es cierto que ante la
emergencia urge tender la mano, y que se necesita ayudar a los turistas que
quedaron atrapados e incomunicados, pero todavía es más grave la situación de
miles de personas que perdieron todo su patrimonio: casas, comida, muebles,
ropa y cosechas.
Existen muchos
albergues y muchas organizaciones sociales que abrieron centros de acopio. Es
hora de ayudar en serio y urge.
No hay comentarios:
Publicar un comentario